lunes, diciembre 29, 2003

La última ocurrencia de Fauces Hamdan

No hay cosa más peligrosa que un necio con poder, ya decía Charles Baudelaire que el más irreprochable de los vicios es hacer el mal por necedad y el senador Fauzi Hamdan encuadra en el supuesto al insistir en que se grave el consumo de alimentos y medicinas, porque su ya anunciada y terca propuesta no es más que una variación del mismo punto que pretende dañar a las clases medias y bajas. ¿Qué diferencia de fondo existe entre la propuesta fiscal de los panistas en la Cámara Baja y la de reformar la Ley del IVA para gravar con 2 por ciento el consumo de medicamentos y comida? Ninguna, el senador Hamdan únicamente aporta su necedad para que continúe el crecimiento de la desconfianza de los mexicanos en sus representantes. El abogado blanquiazul cree que está dotado de capacidades superiores a todos sus correligionarios y el sábado pasado pretendió realizar la reforma fiscal que ya habían rechazado los diputados, por lo que llamó a la cordura y a la responsabilidad de los senadores.... y le dio tono de ocupado.

La cosa no podría ser de otra manera, porque su propuesta es una locura inconstitucional, aunque la hubieran aprobado por unanimidad en el Senado de la República (cosa que afortunadamente no pasó, ya que su pretensión tuvo 105 votos en contra y fue rechazada). El abogado Fauzi no estudió el artículo 72 constitucional inciso H (no faltará el burro que diga que “no es inciso, es apartado” cuando en realidad ambas expresiones se refieren a un texto dentro de un escrito que considera o explica algún asunto por separado), que claramente explica que los proyectos sobre impuestos deberán discutirse primero en la Cámara de Diputados. Lo bueno es que el senador Hamdan sostiene que “no hay justificación jurídica, política ni moral para desatender la reforma fiscal". Vaya, pues la propuesta del abogado panista no es jurídica porque va contra la Constitución General de la República, política tampoco porque implica un nuevo enfrentamiento partidista infructuoso y mucho menos es moral ya que lesiona a los que menos tienen, lo que ofende el principio de equidad que debe regir en todas las leyes.

Don Fauzi (tratamiento que le da alguno de sus discípulos de cuyo nombre no quiero acordarme) asegura que los verdaderos beneficiados de la tasa cero son los productores y que su propuesta evitaría que el gobierno les devolviera 90 mil millones de pesos (regresar dinero recaudado cuando no procede que el gobierno se lo quede es un acto antipatriótico, según el credo de Hamdan), por lo que de acuerdo a las cuentas del senador el impuesto de 2 por ciento daría al gobierno federal un ingreso adicional de 23 mil millones de pesos, que según el panista podría etiquetarse para las necesidades sociales. ¡Vaya con el senador! ¿Cómo que podría etiquetarse? ¿Por qué, si ya anda proponiendo cosas para las que no tiene competencia, no exige de una vez que la norma ordene que esos recursos sean utilizados exclusivamente para la satisfacción de necesidades de interés social?

Lo más sorprendente del asunto es que Hamdan, quien insiste en una propuesta demostradamente impopular, acusa de necios a los que no piensan como él. Bien señalaba Voltaire que decimos una necedad y a fuerza de repetirla acabamos creyéndola, eso le pasa a Fauzi Hamdan al aducir que la la reforma fiscal no se ha llevado a cabo por falta de altura y por una actitud necia de los propios legisladores. Las propuestas tercas y chaparras son de él, que pretende chantajear a su compañeros de cámara con argumentos tan absurdos como que la sociedad mexicana no va a perdonar a los legisladores que se hayan desentendido de la reforma fiscal o que todavía hay una oportunidad para no dejar una miscelánea paupérrima. Al único que no van a perdonar los mexicanos es al senador Hamdan, por andar proponiendo semejantes disparates en 27 de diciembre, cuando su iniciativa sólo sería admisible el día de los Santos Inocentes. Su discurso de “todavía está la oportunidad, el Senado puede cambiar las cosas, todavía hay chance (sic)... tenemos una tarea pendiente” es digno de un felizólogo formado bajo los auspicios de Miguel Ángel Cornejo.

Dicen los que saben de nombres que Fauzi significa vencedor y se refiere a una persona que tiene facilidad para establecer cualquier tipo de diálogo, que gusta de los cambios, situación por la que obtiene éxitos cuando las reglas de juego cambian súbitamente. Salvo que la Constitución General de la República sea reformada de improviso para que los proyectos sobre impuestos puedan discutirse primeramente en el Senado, parece que la propuesta del senador Hamdan no tendrá resultados favorables y no le hará honor en esta ocasión al significado de su nombre. Una persona que sí merecía el título de don, José Ortega y Gasset, apuntaba que el malvado descansa algunas veces; el necio jamás. Ojalá Fauzi Hamdan ya se ponga a descansar o que por lo menos dedique su tiempo a estudiar la Constitución, para que ya no ande sugiriendo barbaridades.

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