El siniestro que perjudicó ocho
mil hectáreas del Bosque La
Primavera deja en claro dos cosas: 1) no se dedican los recursos suficientes a
la existencia de zonas verdes; y 2) los ciudadanos son preocupados ambientales
de ocasión, les inquieta el tema
porque es un suceso, pero en unos días lo
olvidarán. Una triste realidad,
pero lamentablemente cierta.
Resulta sorprendente que La Primavera no sea propiedad pública, sólo en un país donde se sobrerregulan
cuestiones irrelevantes y no se norman los asuntos sociales más importantes, puede darse el fenómeno de que el principal pulmón de una metrópoli tenga su existencia sometida a la voluntad de propietarios
particulares que no cuentan con incentivos para proteger el bosque.
Hoy todos aplaudimos a los brigadistas que, con gran heroísmo y sacrificio, combatieron los incendios de
La Primavera. Pero, en unas semanas, la gente se olvidará de que les deben su sueldo a los brigadistas,
que sus condiciones laborales son pésimas y
que el Poder Ejecutivo ha dedicado cero pesos a la protección fundamental de La Primavera. La indignación social es de sólo un rato, por ello se queman cada año las zonas verdes de Jalisco.
Esa indolencia colectiva también se traduce en que no se han implementado estrategias para que
Guadalajara no dependa exclusivamente de La Primavera para contar con aire puro
y zonas verdes. Los tapatíos se han dejado marear con
el cuento de las vías recreactivas, en lugar
de exigir parques centrales, bosques internos, lagos artificiales
metropolitanos con aguas recicladas, jardines-manzana, así como un largo etcétera ambiental, que simplemente no se encuentra presente en la
conciencia de la mayoría de los habitantes de la
Zona Metropolitana.
Urge que La Primavera sea un bosque público, no en el sentido de que lo público es de nadie, sino que sea propiedad del Estado y por ende
sea de todos. ¿Debe cercarse La Primavera?
¿Debe ampliarse un 50 por
ciento? ¿Se debe contar con un
cinturón verde alrededor de la
Zona Metropolitana de Guadalajara que frene, de una vez por todas, el
crecimiento de la mancha urbana? ¿Debe
modificarse la normatividad de Jalisco para que, de manera efectiva, al centro
de cada cuatro manzanas en cada colonia de la ciudad, haya una manzana de zonas verdes? ¿Se debería exigir que todo nuevo fraccionamiento destine, sin permutas ni
subterfugios, 30 por ciento de su extensión de zonas verdes? Las preguntas sobre este tema abarcarían algunas páginas, se dejan éstas a modo de ejemplo.
Reforestar ocho mil hectáreas
requiere mucho esfuerzo, si se desea hacerlo con la brevedad necesaria. Ojalá se haga el esfuerzo para que no sólo se reforesten esas ocho mil hectáreas afectadas, sino que se incorporen 24 mil
hectáreas adicionales de bosque
a esta ciudad: se puede, siempre que realmente se quiera y que la indignación social no quede en anécdota semanal de una ciudad sin memoria...
Twitter: @oconstantinus
E-mail: oscarconstantino@me.com
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