miércoles, mayo 02, 2012

El bosque de nadie


El siniestro que perjudicó ocho mil hectáreas del Bosque La Primavera deja en claro dos cosas: 1) no se dedican los recursos suficientes a la existencia de zonas verdes; y 2) los ciudadanos son preocupados ambientales de ocasión, les inquieta el tema porque es un suceso, pero en unos días lo olvidarán. Una triste realidad, pero lamentablemente cierta.

Resulta sorprendente que La Primavera no sea propiedad pública, sólo en un país donde se sobrerregulan cuestiones irrelevantes y no se norman los asuntos sociales más importantes, puede darse el fenómeno de que el principal pulmón de una metrópoli tenga su existencia sometida a la voluntad de propietarios particulares que no cuentan con incentivos para proteger el bosque.

Hoy todos aplaudimos a los brigadistas que, con gran heroísmo y sacrificio, combatieron los incendios de La Primavera. Pero, en unas semanas, la gente se olvidará de que les deben su sueldo a los brigadistas, que sus condiciones laborales son pésimas y que el Poder Ejecutivo ha dedicado cero pesos a la protección fundamental de La Primavera. La indignación social es de sólo un rato, por ello se queman cada año las zonas verdes de Jalisco.

Esa indolencia colectiva también se traduce en que no se han implementado estrategias para que Guadalajara no dependa exclusivamente de La Primavera para contar con aire puro y zonas verdes. Los tapatíos se han dejado marear con el cuento de las vías recreactivas, en lugar de exigir parques centrales, bosques internos, lagos artificiales metropolitanos con aguas recicladas, jardines-manzana, así como un largo etcétera ambiental, que simplemente no se encuentra presente en la conciencia de la mayoría de los habitantes de la Zona Metropolitana.

Urge que La Primavera sea un bosque público, no en el sentido de que lo público es de nadie, sino que sea propiedad del Estado y por ende sea de todos. ¿Debe cercarse La Primavera? ¿Debe ampliarse un 50 por ciento? ¿Se debe contar con un cinturón verde alrededor de la Zona Metropolitana de Guadalajara que frene, de una vez por todas, el crecimiento de la mancha urbana? ¿Debe modificarse la normatividad de Jalisco para que, de manera efectiva, al centro de cada cuatro manzanas en cada colonia de la ciudad,  haya una manzana de zonas verdes? ¿Se debería exigir que todo nuevo fraccionamiento destine, sin permutas ni subterfugios, 30 por ciento de su extensión de zonas verdes? Las preguntas sobre este tema abarcarían algunas páginas, se dejan éstas a modo de ejemplo.

Reforestar ocho mil hectáreas requiere mucho esfuerzo, si se desea hacerlo con la brevedad necesaria. Ojalá se haga el esfuerzo para que no sólo se reforesten esas ocho mil hectáreas afectadas, sino que se incorporen 24 mil hectáreas adicionales de bosque a esta ciudad: se puede, siempre que realmente se quiera y que la indignación social no quede en anécdota semanal de una ciudad sin memoria...

Twitter: @oconstantinus

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