viernes, diciembre 17, 2004

El país de los enanos

Las palabras son enanos, los ejemplos son gigantes.
Proverbio suizo

El vicecoordinador del PAN en la Cámara de Diputados federal, Germán Martínez Cázares, calificó de enanos a los legisladores del bloque opositor. ¿Cuál fue la causa del exabrupto? El rechazo y devolución de las observaciones presidenciales al Presupuesto de Egresos para 2005, decisión parlamentaria respaldada por 332 votos. Más allá de la comicidad involuntaria del berrinche del diputado Martínez, resulta importante cuestionar los argumentos que utilizó el legislador blanquiazul para descalificar que al Presidente no se le hayan reconocido facultades para vetar el Presupuesto de Egresos.

Martínez Cázares lanzó una crítica insultante a sus adversarios: “No distinguen, diputados enanos, entre la institución presidencial y el gobierno de Fox; no distinguen, diputados liliputienses, hacia dónde queremos consolidar nuestra democracia”. ¿Consentir que el presidente pueda vetar el Presupuesto permite consolidar la democracia? Obviamente no, la democracia se basa en el control del poder, difícilmente puede ser considerado demócrata quien espera que las propuestas presidenciales no sean revisadas y controladas. Los diputados del PRI y PRD le gritaron "Arriba Cantiflas" a Martínez, quien primero afirmó que al presidente se le puede derrotar en el tema presupuestal sin odios, rencores o miopías… y después insultó con rabia a sus adversarios. Más que como “Cantiflas”, Germán Martínez procedió como “La Chimoltrufia”, ya que “como dice una cosa, dice otra”.

La Presidencia de la República espera que una controversia constitucional defina que el Poder Ejecutivo tiene facultades de veto en materia presupuestal, tema en el que la Corte Suprema tiene un interés superior al de un mero árbitro imparcial: El Presidente de la Suprema Corte, Mariano Azuela Güitrón, el pasado miércoles rindió su informe de labores y explicó que las reducciones presupuestales para 2005 afectarán a los tribunales y juzgados, la disminución de 5 mil millones de pesos podría provocar que el rezago judicial aumente al nivel de tiempos ya idos y aparentemente superados. Azuela volvió a recordar la necesidad de introducir una reforma constitucional que garantice un mínimo presupuestal al Poder Judicial de la Federación. Obviamente, para la Corte reviste una importancia primordial la definición de la controversia constitucional entre Cámara de Diputados y Presidencia de la República.

Un presidente con operación política eficaz propondría que la Corte le otorgara facultades de veto a cambio de un generoso reajuste presupuestal a favor del Poder Judicial de la Federación. Por otro lado, 330 votos del bloque opositor equivalen a las dos terceras partes de los integrantes de la Cámara de Diputados, requeridas por el artículo 135 de la Ley Fundamental para comenzar una reforma constitucional que asigne al Poder Judicial un monto del presupuesto que garantice mínimos de operación a los tribunales. Resulta ingenuo pretender que el máximo tribunal del país no considerará que una decisión a favor de Fox puede sacarlo de su problemática financiera. ¿Consolida la democracia que el Poder Judicial sea sometido a la tentación de no controlar el poder público?

En parte tiene razón Martínez Cázares, los diputados son enanos, pero no por darle un manazo a un presidente que sólo de dientes para afuera acepta que él sólo propone y que es el Congreso quien dispone. El enanismo alcanza a toda la clase política mexicana, a los partidos, a la administración pública, a las policías, como lo revela un estudio de Transparencia Internacional (TI) que pone a México entre los ocho países más corruptos del mundo y como segundo lugar en corrupción policíaca.

El organismo no gubernamental basó su “Barómetro Global sobre la Corrupción” en las opiniones de 50 mil personas encuestadas por Gallup y concluyó que las instituciones más corruptas (en seis de cada diez países) son los partidos políticos, las cámaras legislativas, la policía y el Poder Judicial. Mientras el campeón mundial en corrupción (Ecuador) tiene una calificación de 4.9 puntos de 5 posibles, México alcanzó 4.5 puntos, al igual que Bolivia, Brasil y Costa Rica. Cuando Martínez Cázares les dice enanos a los diputados opositores en realidad le grita a su imagen en el espejo (que sólo alcanza subiéndose a un banquito): Él pertenece a un partido político mexicano, es miembro de un órgano legislativo y defiende al Poder Ejecutivo, todos ellos vistos como muy corruptos por la opinión pública. El PAN no es un partido político de Holanda, donde la corrupción es calificada con 2.8 puntos, es un instituto político de México, país donde los enanos gobiernan, violan derechos humanos, usan la ley como papel desechable e incluso pretenden negociar un fallo constitucional.

Los suizos sostienen que la grandeza está en las acciones, no en las palabras. Ojala que nuestros políticos dejen de abusar de la palabra, conducta que los vuelve enanos. En un país afectado por la delincuencia, el comercio informal, el desempleo y el abuso de poder, lo que se necesitan son estadistas, gigantes de la política, no enanillos gritones que estorben al desarrollo nacional. La democracia se consolidará en el momento en que el poder público se encuentre acotado, controlado y limitado, no cuando al presidente se le cumplan todos sus deseos. Al parecer algunos políticos están muy chiquitos para ocupar cargos públicos, esperemos que este no sea el caso de los ministros de la Corte Suprema, quienes por antonomasia deben ser grandes.

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